|   LA 
                    CASA DE CAMPO 
                   
                    Entré a la casa solitaria y fría, asilo en oirá 
                    edad de mis mayores, y al recorrer sus amplios corredores, 
                    sentí el alma también, también vacía. 
                   
                    El sol en el crepúsculo se hundía entre nubes 
                    de vividos fulgores; se apagaban los últimos rumores 
                    con que doliente se despide el día. 
                   
                    De las tapias musgosas, casi en ruinas, que circundaron la 
                    frondosa huerta, me miraban las pardas golondrinas. . . 
                   
                    Cuando de noche traspasé la puerta, 
                    la luna plateaba las colinas 
                    y un perro aullaba en la extensión desierta....
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                |   LAGRIMAS 
                    DE ORO 
                   
                    Una noche Jesús, meditabundo, con sus ojos tan grandes 
                    y tan tristes, entre las sombras contemplaba el mundo. La 
                    oscuridad en torno se extendía corno una mancha de 
                    carbón, y el cielo un inmenso sudario parecía. 
                    Y al contemplar la ingratitud humana, más negra que 
                    la noche, más oscura que las mismas tinieblas, con 
                    tristeza, cou profundo dolor, con amargura, inclinó 
                    ¿obre el pecho la cabeza y lloró . . . lloró 
                    mucho… 
                    Lentamente 
                    Jesús abrió los ojos, esos ojos tan grandes 
                    y tan tristes que parecían llorar eternamente. Y al 
                    contemplar la bóveda sombría, semejante a un 
                    oscuro terciopelo, se secaron sus lágrimas…Había 
                    un enjambre de estrellas en el cielo! 
                      
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