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No. Lorea no es voluble. Y tampoco importaría demasiado
que 10 fuese, a efectos de su genialidad pero tratamos ahora de desmontar
el tópico, y por eso no hay que insistir en este punto y diferenciar
receptividad de volubilidad, porque esta última, insoportable en
los tontos, tolerable en el genio, ha perjudicado mucho, como acabamos
de decir, al clise García Lorca. Hasta el punto de que, puestos
a entender al poeta como posible maldito —no trataremos de absolutizar
nada en este libro—, el primer y más grave inconveniente
que encontramos par desarrollar nuestra teoría es esa leyenda tonta,
superficial, de la versatilidad o variabilidad de su espíritu. Porque ya hemos dicho que la receptividad del ser humano es intensa y limitada. El hombre de receptividad poco intensa es, sin más, el mediocre. El hombre de receptividad intensa y extensa —aunque también limitada, naturalmente— es Goethe. La receptividad de Federico García Lorca, por naturalmente limitada, por humanamente limitada, se concentra, a medida que en él se va cumpliendo el proceso heideggeriano de individuación, en un sentido único: la dualidad sexo-muerte. Incluso los ciernen-externos, formales, ambivalentes, para el desarollo artístico del monotema, van restringiéndose en él. Renuncia al fácil préstamo mitológico. Ya no volverá a hablar de Pan y de Dionisios. Tampoco vuelve a apelar casi nunca a la nomenclatura bíblica, evangélica, escriturística, religiosa, cristiana o. católica. No necesita hablar de Pan porque se ha hecho honda e insalvablemente panteísta. No necesita hablar de Satán porque vive y escribe exclusivamente en la órbita secreta e implícita —quizá ignorada por él mismo— del satanismo. Desprovisto de saberes, como nos contaba él de La Niña de los peines le basta, para convocar al duende, con su Andalucia. y su gente. Con su mundo y su tierra con lo mas inmediato y profundo. Y nace el Poema del cante jotíáo. Todas las fuerza oscuras que él había invocado en su libro anterior están ahí, en los desmontes de Granada. Para buscarlas lejos, en otros autores, en otras culturas, en otras épocas en otros motivos. Poema del cante jondo está fechado en 1921. Sus primeras composiciones nos introducen ya en una visión ensombrecida y dramática del paisaje andaluz, tan contrastante con la Andalucía malva, rosa y moguereña.. del Platero, por ejemplo. En el muy conocido poema La guitarra se funden paisaje y espíritu, clima y sentimiento: Empieza el llanto de la guitarra. El llanto de la guitarra convoca las últimas destrucciones
de la juerga flamenca y «se rompen las copas / de la madrugada».
Ya ha sido creado el clima de oscura bacanal flamenca. Y luego, la reiteración
del «es inútil callarla», «es imposible callarla»,
obsesiva, que anticipa el ritomello dramático de Si la rima se apoya a la memoria, la reiteración también lo hace, pero mas violentamente, casi enojosamente, hasta que ese enojo producido en el lector, a quien se le obliga a leer y releer intermitente una misma cosa, tiene en sí la misma sensación exasperada que el poeta al escribir. O, cuando menos, una exasperación paralela, pues el arte ha de actuar casi siempre por paralelismo o suplantación. La rima halaga a la memoria la reiteración hiere
a la memoria. He aquí la diferencia. La rima para agradar. La reiteración
para irritar. La rima mi el madrigal y la reiteración para la elegía.
Esto saberlo bien García Lorca, que escribe sus grandes poemas
elegiacos —a Sánchez Mejías— apuntándolos
en la reiteración. |
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